marnos de los actos y dichos de personajes bíblicos, pero ajenos a la inspiración?» «¿Aprueba el escritor sagrado estas declaraciones, o simplemente las narra?» En un caso la inspiración pone el sello sobre la declaración; en otro garantiza la fidelidad de la transcripción de aquello que fue dicho, y nada más. Así, la respuesta a estas sencillas preguntas será frecuentemente la única solución que precisa la pretendida discrepancia. Con respecto a declaraciones claramente atribuibles a fuentes inspiradas,
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